10.3.11


La anguila
¿Qué elijo y por qué?
Meter la pata,
poner primera
y arrancar.
Ir para adelante,
en marcha.
Escupir el desasosiego,
el cambalache pegajoso
que pegotea los pies,
y las ideas,
y los deseos.
Dar espacios
a uno,
darse,
para la risa,
y el llanto,
y el juego,
y el error,
y el vuelo.
Revolear la piel seca,
la que ya no vale
en la mar de naipes
que somos.
Sacudir la maña
que enmaraña,
embarra,
frena.
Distribuir brillo,
colmillos,
hierba.
Y
golpearle en la cara
a algún dormido
con esta putrefacción
pa’ que despierte,
que sea como
cachetearle la vida
pa’ que tome revancha
cacheteando la mía.
Será un juego rudo
pero avanzaremos.
Tirar la bombacha
para estar libre
de toda culpa
de poseer un cuerpo,
este,
que tiene nalgas
y cuadriles bien puestos.
¿Qué elijo y por qué?
Avanzar,
con las equivocaciones
y los aciertos;
a vómitos limpios,
con fracturas imberbes,
a escupitajos emocionales
y mente,
con el raciocinio
de noches de dudas
y teorías conexas.
Perdonar,
que a veces
paraliza el miedo,
el ego,
el tiempo.
Y aunque me quede dormida,
y aunque parezca confundida,
pienso,
veo,
siento,
tiemblo,
y aun así
con mi visión avanzo.
¿Qué elijo y por qué?
Apretar las piernas
que galopea el caballo
con la sangre caliente
en cada músculo,
y yo estoy arriba,
montándolo.
Anra

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